La espirulina es un conjunto de microorganismos bacterianos que se consideran un superalimento por su alta concentración en nutrientes. Destaca por su capacidad energizante, y gracias a su aporte en aminoácidos y minerales es muy beneficiosa para recuperarse de la fatiga, sobretodo en casos de anemia y desgaste físico. Por otro lado, su contenido en clorofila tiene potentes propiedades antioxidantes, ayudando a depurar el organismo.
Por un lado, la espirulina contiene una gran cantidad de proteínas de alto valor biológico (para que te hagas una idea, aproximadamente el 70% de su peso en seco es proteína) y es, por tanto, un complemento interesante tanto para quienes llevan una dieta veggie como para quienes practican deporte, pues ayuda a la recuperación de la musculatura después del ejercicio.
La espirulina fortalece la inmunidad y ejerce una protección frente a virus y otros microorganismos patógenos. También se ha visto que inhibe la proliferación de la cándida.
Puedes añadir espirulina fácilmente a un batido.
Los complementos no reemplazan a una alimentación equilibrada, pero pueden ser un buen apoyo en un momento puntual, como puede ser la primavera, con sus exigencias. Asimismo, es recomendable tomarlos bajo la supervisión de un especialista de confianza que evalúe su idoneidad, dosis y duración de la toma (hay que ir haciendo descansos). Y, muy importante, los complementos alimenticios deben provenir de fuentes naturales y vegetales e, idealmente, ser ecológicos.